Entre los libros que todos
deberían leer no puede faltar “Rebelión
en la granja” del genio Gerge Orwell. Rebelión
en la granja es una feroz alegoría, narrada como una fábula, de todas las
revoluciones que al principio prometen cosas como la equidad social y la
libertad y al final se transforman en un régimen, con unas condiciones de vida,
a veces, peores de las que se tenía antes.
En particular el libro se refiere a la célebre
revolución rusa de la primera mitad del 900, a través de la cual se consigue expulsar
el zar Nicolás II para instaurar, después de algunos años de debate político el
régimen comunista de Stalin, muy diferente de la idea de comunismo de Marx, de
Lenin y también de Trotsky.
Todos los personajes y los actos de Rebelión en la Granja se inspiran en esta
historia.
A continuación incluyo un breve resumen del libro:
En la granja del señor Jones (el zar Nicolás II), los animales no
estaban contentos con su tipo de vida y planeaban una rebelión encabezada por
los cerdos.
Una noche que los granjeros olvidaron darles su
comida, éstos se levantaron en armas echando a los hombres y adueñándose de la granja (la revolución).
Tras la expulsión del hombre, la granja cambia de
nombre y pasa a llamarse “Granja Animal”.
En un primer momento la granja toma auge y prosperidad. Redactaron siete mandamientos, inspirándose en los deseos de
antes de morir de un viejo y respetado animal de la granja llamado el Viejo Mayor
(Carl Marx), éstas reglas eran
absolutamente inviolables y los cerdos, poco a poco, tomaron posiciones
consiguiendo administrar todo, justificándose por el hecho de que ellos eran
manifiestamente más inteligentes, mientras que los animales trabajaban para
ellos mismos.
La revolución había sido un éxito y tenían planes de futuro: aprender a leer,
estudiar y construir un molino diseñado por un cerdo llamado Snowball (León Trotsky) que era enemigo de otro
llamado Napoleón (Iósif Stalin). Napoleón
no era un cerdo brillante, pero su voluntad era más fuerte que la de Snowball,
de mente lúcida y grandes ideas, pero inseguro.
Las
disputas internas se inclinaron a favor de Napoleón, quien se adueñó de la granja y,
con la ayuda de sus terribles perros (la policía secreta stalinista, la NKVD), logró expulsar a Snowball y, a través de otro cerdo
llamado Squealer (la prensa de la URRS),
consiguió convencer a todos de que éste era un mentiroso y un peligro para la
granja.
Sin embargo, los cerdos desobedecían cada vez más
los mandamientos en los que se basaba su sociedad y vivían mejor que los demás poniendo la excusa
de que ellos debían cuidarse para poder llevar el gobierno de la granja de una manera más eficiente.
Los cerdos tenían un gran éxito económico, la
Granja era de las más prósperas de la comarca hasta el punto que los humanos,
tras un intento fallido de reconquistar la granja, decidieron mantener
relaciones amistosas con los cerdos. Este esplendor de la granja se obtuvo a
costa de jornadas interminables de trabajo para el resto de animales de la
Granja Animal que nunca se quejaban por miedo al poder de los cerdos y a
quienes les servía como pago una escasa ración de comida.
Un día ejecutaron a varios animales tras confesar
que Snowball les estaba incitando a matar a Napoleón, era el fracaso de la
revolución.
Los animales ya no pueden vivir mejor que antes,
los cerdos cada vez desean prevalecer en un nivel superior llevados por la
codicia y el egoísmo... Se alían con el hombre, visten como el hombre y viven como el hombre...
Es curiosa la claridad con que nos muestra el autor en esta metáfora la degeneración de lo procesos revolucionarios en dictaduras; resulta sugestiva la manera en que Orwell exhibe el poceso de cómo salvadores y héroes se convierten en poco tiempo en dictatores, en tiranos.
Creo
que se puede comparar la novela de Orwell con lo que está pasando en Egipto
hoy, donde, a continuación de la Revolución Blanca y el derrocamiento del
presidente-dictador Hosni Mubarak(el señor Jones),
el Supremo consejo de las Fuerzas armadas ha tomado el poder
prometiendo preservar la situación hasta que se calmen las
aguas, para dejarlo
después
en manos de la Corte Constitucional.
La transición tendría que haber durado solamente
seis meses y en cambio los generales parecían no querer irse nunca.
En la plaza Tahrir el 21 Noviembre, el pueblo
quería la dimisión del Supremo consejo
de las Fuerzas armadas (Scfa) conocido con su acrónimo inglés Scaf y su jefe,
el mariscal Husayn Tantawi, quienes se apoderaron injustamente de la
legitimidad revolucionaria. Querían que los militares dimitieran y pretendían
la constitución de un consejo revolucionario compuesta de civiles que condujesen
la transición.
Los generales contestaron con violencia dejando
sobre el campo al menos 40 víctimas.
Lo particularmente escalofriante de esta represión
es que los oficiales encargados de la represión dispararon ante los ojos de los
manifestantes.
Los cerdos
habían prometido elecciones presidenciales en junio de 2012 y, sin duda, se ha
tardado bastante hasta llegar a las históricas elecciones democráticas de estos
días. Parece que el Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo politico de los Hermanos Musulmanes y los salafistas de Al Nur, se
han asegurado la mayoría en el hemiciclo.
Sin embargo, Tantawy mantiene el poder, esperamos
que esta vez las cosas se desarrollen de otra manera.
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Traducción: ¡Soy yo quien ha protegido la
revolución! ¡A la basura!
En referencia a la manifestación del pasado 20 de
noviembre, cuando un militar fue grabado mientras arrastraba un cadáver sobre
un cúmulo de basura.
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Mauro Ruggiero